Olivia Camarena Cervera
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Mérida, Yuc., México
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Trucos de magia para motivar a los niños y las niñas a leer

Como tía, prima, hermana y lectora, uno de mis sueños más preciados es pasarle mis libros favoritos a todos en mi familia. En específico, a los más pequeños y pequeñas. Verlos correr por sus páginas y disfrutar de cada momento como yo lo hice en su momento. Suena maravilloso e incluso sencillo, pero con el paso de los años esta hazaña demostró ser un poco más complicada. Lo que para mí es tan natural como atractivo, para otras personas es totalmente lo contrario; y la insistencia —que va desde sugerir o llegar con el libro hasta donde la imaginación lo permita— solo genera un mayor rechazo por cualquier cosa susceptible a ser leída. 

La magia ocurre cuando dejas de insistir, cuando el potencial lector supera el “los libros son aburridos”, muchas veces producto de lecturas obligatorias en el colegio, y optas por trucos más sutiles —y dirían mis amistades, menos invasivos— que atraen la atención de las y los más jóvenes. La realidad es que al lector o lectora lo puedes motivar, pero nunca crear. Este se tiene que crear a sí mismo, no hay otro camino ni lo habrá. 

Es algo que comprendí a raíz de mis fracasos, múltiples conferencias: el no hacer mucho, más lecturas y una suerte de reflexiones al aire libre donde el “¿cómo empecé a leer?” y “¿qué salió mal?” —créanme— trajeron luz a mi mundo. Si decidí compartir los siguientes trucos de magia para motivar a los niños y a las niñas a leer, es porque son las cinco constantes que se mantienen después de tantos años… y en parte, lo que en mi experiencia funcionó, porque la realidad es que soy una lectora a la que nunca le pusieron un libro en las manos e incluso se me dificultaban los ejercicios en el colegio. Me dejaron ser, que es lo que más falla.

1. Inspirar con el ejemplo.

Trucos de magia para motivar a los niños y las niñas a leer
Fotografía vía Annie Spratt

La mejor forma de aprendizaje es el ejemplo de los padres y las figuras adultas que están alrededor de los niños. Si uno quiere que las niñas y los niños lean, uno también debe leer, demostrar que es divertido. Es común que el lector o lectora quiera contar un poco de sus lecturas y, mágicamente, demostrar que la lectura es divertida —cuando es presentada a los niños— representa una de las mejores formas para motivar a cualquiera. Si el niño o la niña asocia el libro con algo divertido y de bien, ¿por qué no querría probarlo? Además, las y los más pequeños tienden a imitar a sus role models.

2. Leer en voz alta.

motivar a los niños a leer
Fotografía vía Liana Mikah

A los niños y niñas, sobre todo a los más pequeños, les encanta que escuchar historias fantásticas, de aventura, de princesas y caballeros, curiosas y cualquier cosa que sea de su interés. Por eso, una de las mejores formas para atraer al niño o niña a la lectura es leerle en voz alta, ya sea durante el día o antes de dormir. Despertar su curiosidad es una clave para motivarlo a tomar el libro y conocer qué sucede después.

Todavía recuerdo los dos libros que me leyeron en voz alta, uno de Narnia (el primero, El sobrino del mago) y otro de Campanita, cuyo nombre sí no recuerdo. Ambos corrieron con la misma suerte: no se terminaron en sus días por motivos totalmente ajenos a mí o la narradora, pero quedé tan picada que terminé regresando a ellos… y me tragué la saga completa de Narnia en tres meses.

3. Colocar los libros a su alcance.

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Fotografía vía Paige Cody

Para mí, un elemento fundamental. ¿Los libros en casa están en estantes o repisas? Es esencial colocar en los niveles más bajos aquellos que puedan ser del interés de los niños y las niñas, así podrán tomarlos con facilidad cada vez que lo desee; además de evitar accidentes. Palabra de experta, no saben cuántas veces me subí a una silla y después a un escritorio para alcanzar el libro y no me dio terror que algo saliese mal: cero, siempre temí caer o algo peor.

En cambio, mis repisas inician a la altura de la pantorrilla. ¿Qué ha pasado con mis libros? Los observan, los hojean, leen fragmentos e incluso no faltó el que se quedó picado y lo sacó de la habitación. ¿Accidentes? Cero. ¿Niños y niñas que se interesaron por los libros que tenían a la altura de sus ojos? Tres, los que visitaron el cuarto.  

4. Ver adaptaciones literarias. 

Hay cientos de películas y series que son adaptaciones directas de obras literarias, aquí pueden aplicar dos fórmulas distintas: el libro antes de la adaptación o viceversa. Aunque es más común leer un libro o una parte de este y después ver su adaptación, la práctica me ha demostrado que a veces funciona mejor al revés. Ve la película, dile al niño que hay un libro y es mejor o tiene más escenas… la curiosidad puede motivarlo a adentrarse. 

Dependiendo de la edad, mis recomendaciones favoritas son: Harry PotterNarniaAnne with an E y La Princesita. ¿Las de mi sobrina? Anne With an E y The Babysitters Club.

5. Permitir que decida su siguiente lectura.

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Fotografía vía Annie Spratt

Las niñas y niños tienen suficientes lecturas seleccionadas por ellos en el currículo educativo y muchas veces ni siquiera son libros de su agrado, que lo sea es un milagro. Evitemos que los niños y las niñas relacionen libro con lectura obligada y aburrida, pues suficiente tienen con leer —en o por la escuela— obras de principios del siglo pasado que no se asemejan para nada al tipo de contenido que les gusta. Situación que, desgraciadamente, continúa hasta la preparatoria. 

Una contramedida es permitir que seleccionen su próxima lectura: un cómic, una revista, un álbum ilustrado, un libro infantil o juvenil. En el caso de los últimos dos existe una inmensa variedad de opciones en las estanterías de las librerías, son géneros que —de unas décadas hasta la fecha— se han popularizado y son fáciles de encontrar, sobre todo en plataformas digitales como Amazon (Infantil, Middle Grade y Young Adult/Juvenil, dependiendo de las edades), Gandhi y Google Books.  

[¿Casos de éxito a la mano?]

En estos días de pandemia, porque estos siete meses han hecho maravillas, mi sobrina ha encontrado libros de su interés —agradecemos a las adaptaciones de Netflix y tener una madre lectora que da el ejemplo— y mi hermano menor —quien se hizo de sus propias ediciones de varios libros que ya había en estantes—superó su reto de Goodreads: doce libros en un año, cuando a inicios de pandemia llevaba tres. 

Estos dos, sin duda, han disfrutado más del placer de la lectura gracias al encierro en casa por el COVID-19 (de alguna forma tenían que entretenerse sin estar frente a la pantalla). Ese podría ser otro punto, establecer máximos y motivar actividades offline.

Olivia Camarena
Olivia Camarena
Oct. 1997. Comunicóloga apasionada por la literatura juvenil y la promoción de la lectura entre niños y jóvenes. La lectura nos hará libres.

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